En el año 1920, cuando la ciudad contaba con 74.358 habitantes y una área urbanizada de 300 hectáreas, la Casa R.W. Herbard & Company Inc. de Nueva York, presentó al Concejo Municipal una propuesta de pavimentación y un programa de alcantarillado pluvial valorado en $ 258.316. La propuesta del alcantarillado pluvial, no se desarrolló porque el municipio atravesaba por una difícil situación económica. Unos años más tarde, comenzó el proceso de pavimentación de la ciudad, se incrementó la construcción de viviendas, se fue impermeabilizando la superficie con pavimento rígido y lo más grave, no se conservaron los cauces naturales de los arroyos.

En 1957, cuando la apropiación del espacio público ya era un problema difícil para la ciudad[2], la Compañía Town Planning Collaborative, establece el Primer Plan Regulador de la ciudad, con base en la Ley 88 de 1947 . En dicho plan recomienda la canalización de algunos arroyos. El proyecto pretendía "reordenar el espacio físico y evitar en los sucesivo el caos urbano. Como todo proyecto, estaba sujeto a los intereses políticos del momento, y encontró poca receptividad. Aunque se aminoró el desorden, el programa no solucionó en toda su dimensión el problema". El proyecto no se concretó por los costos de las soluciones propuestas. A partir de aquí, ha sido esta la razón, para rechazar o posponer todas las soluciones integrales o puntuales que en materia de arroyo se presentaron.

En los años siguientes se realizaron varios estudios pero como siempre la carencia de recursos económicos no permitió ejecutarlos, a finales de la década del 50 y principios del 60, estudios e informes realizados por Greeley and Hansen de Chicago, consultores de las Empresas Públicas Municipales, se limitaron a solucionar el sistema de Acueducto y Alcantarillado Sanitario.

Ante la imposibilidad de darle paso a soluciones integrales, comenzaron a ejecutarse trabajos puntuales, en los arroyos más peligrosos. En septiembre de 1962, se inaugura la primera etapa de canalización del arroyo Rebolo Las Empresas Públicas Municipales proponen en la década del 60 y 70 algunos estudios para solucionar la problemática del arroyo Felicidad. En 1964, La AID, Agencia Internacional de Desarrollo, anuncia que financiará un estudio para el alcantarillado pluvial.

En 1975, se presentó un estudio técnico-económico por parte de la firma Senior& Viana y Paternostro y Medina "CONASTEC", con un costo estimado en $1.789.692.000[5], para solucionar la problemática de los arroyos de Felicidad, La Paz, Bolívar y Hospital. De nuevo el proyecto fue rechazado por el elevado costo. En este mismo año, el Ministerio de Obras Públicas, acomete la canalización del Arroyo Rebolo y el Country.

Posteriormente se proponen varios estudios de factibilidad realizados por las Empresas Públicas Municipales y el Ministerio de Obras públicas para un sistema de alcantarillado pluvial basado en el enterramiento de grandes tubos de 4 a 5 metros de diámetro. Este proyecto se consideró irrealizable por los costos producidos por las tuberías, las excavaciones, rompimiento de concreto de las calles, relocalización de redes subterráneas de teléfono, gas, acueducto, alcantarillado, etc.

En 1982, los Ingenieros Arzuza, proponen cubrir en forma completa con canales invertidos de concreto estructural prefabricado, las calles y avenidas que sean cauces. La nueva cubierta sería la plataforma para el tráfico vehicular y simultáneamente la tapa de un canal cerrado para aguas lluvias, que se conecta con los demás canales cerrados de la ciudad.

El Ingeniero H. Heilbron presentó a la ciudad una solución que consiste en la captación de las aguas de escorrentía que bajan por los arroyos por medio de un túnel principal y dos auxiliares, evitando que las aguas ingresen al Distrito central de la ciudad.

En 1987, se realizó el Estudio de Drenaje Urbano para Barranquilla, a cargo de la Agencia de Cooperación Internacional de la Misión Japonesa, JICA. El estudio de la Misión Japonesa fue uno de los más completos acerca de la problemática de los arroyos, y estableció que la solución integral y definitiva, no era otra, que la construcción de un alcantarillado pluvial. El resultado ya era conocido: la solución integral es costosísima. La solución planteada por la Misión, se basaba en adelantar la canalización de los arroyos que se desarrollan por las vías de la ciudad, en tanto que para los arroyos de la zona sur-occidental, el plan contempló otras medidas encaminadas a controlar las inundaciones.

La Misión Japonesa, hizo algunas recomendaciones tendientes a atenuar los efectos de los arroyos. Entre las recomendaciones, que por cierto, no han sido desarrolladas con suficiencia, están la de instalar cunetas a ambos lados de la vía, canalizar las vías colectoras principales (box culverts), combinación de los dos casos anteriores, e instalación de drenaje en futuros planes de mejoramiento. Se sugirió también establecer soluciones en las vías más importantes, en lo sitios críticos de mayor afluencia de agua, de acuerdo con la movilidad de la población, en sentido este - oeste, o viceversa, dentro de estos "puntos críticos" estarían las carreras 21, 38, 46, 51B y 54; y las calles 47, 45, 17 y 84. También se planteó la posibilidad de construir reservorios de agua, para disminuir los volúmenes de escorrentía y facilitar el tránsito de los vehículos y peatones. Los reservorios podrían construirse en lugares cercanos a parques, a fin de extraer esta agua mediante tuberías subterráneas para riego de los mismos.

En 1994, el Gobierno Municipal a través del alcalde Bernardo Hoyos, presentó una propuesta al gobierno canadiense con el objetivo de que este país realizara en Barranquilla el alcantarillado pluvial que se necesitaba[9]. La propuesta fue rechazada.

Uno de las sugerencias más recientes, es el Estudio de Factibilidad y Diseño de Soluciones al Drenaje Pluvial de la ciudad de Barranquilla, presentada en marzo de 1997, por Fonade-Hidroestudios S.A y ConCEP Ltda. La propuesta se basa en medidas estructurales y medidas no estructurales con las cuales se busca prevenir el avance del problema en el futuro. La nueva propuesta se aleja de las anteriores en el sentido que para la vertiente oriental, la solución busca solucionar las consecuencias de las carencia de alcantarillado pluvial, sin dar énfasis a la construcción, parcial o total de un sistema convencional, atacando la principal consecuencia cual es la parálisis que se genera en la ciudad.

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