Editorial: El Heraldo
Volver a decir lo mismo es, literalmente, llover inoficiosamente sobre mojado. Pero hay que decirlo, reiterarlo, gritarlo a los cuatro vientos, no conformarnos a que Barranquilla sea una pobre ciudad desguarnecida ante la furia de un invierno inusual. Tras un verano que se antojaba demasiado largo, ha llegado un invierno furibundo e impetuoso, que no parece tener deseos de calmarse.