Penoso que en ésta, la ciudad de las oportunidades, en pleno siglo XXI, los desenfrenados arroyos arranquen bebés de brazos y hagan desaparecer a jóvenes y adultos de la faz de la tierra, depositándolos en los caños, donde de no existir Manolo, ‘el buscador submarino’, esos cuerpos jamás se encontrarían. Este grave problema de los arroyos no sólo es de Barranquilla, también lo es de Soledad y Malambo, ubicados todos en el delta del Río Magdalena, donde van a parar todas esas escorrentías, falda abajo hasta la desembocadura. Como es natural, y la naturaleza es sabia: el agua busca su salida.